A fines de julio, una veterinaria montevideana ubicada cerca de la zona del ex Mercado Modelo recibió a un paciente inusual, que llegó politraumatizado por un presunto atropellamiento. Quienes lo trasladaron lo describieron como un “gato salvaje”, pero los responsables de la veterinaria, encargados de hacerle la primera curación, se dieron cuenta de que era un gato particular.
Estaban en lo cierto, como confirmarían poco después. Aquel felino no era un gato montés (Leopardus geoffroyi) sino un margay (Leopardus wiedii), carismático habitante de nuestros bosques nativos al que la evolución dotó de varias adaptaciones ..